lunes, 31 de octubre de 2011

Día de todos santos y nuestros santos difuntos.



Quiero que sepan mis queridos paisanos que en estos precisos momentos me estoy deleitando de unas gorditas de horno que hurté de la canasta de mi señora madre, bueno en realidad me hizo llenar la mochila de dicho platillo, aunque con dolor de mi corazón tendré que compartir con mis desapegados hermanos que tienen la desfachatez, no de pedirlas, de exigirlas aun cuando Agua Gorda les queda aquí a la vuelta y bien podrían ir al menos una vez al año.
Las acompaño de un cafecito y de su compañía mi estimado y cada vez más escaso lector (de lo bueno poco). Para el que no lo sepa, las gorditas de horno son tradicionales de Agua Gorda desde que tengo memoria y se elaboran el día 1ero de Noviembre para conmemorar el día de todos santos y el día de los santos difuntos como se dice por acá.
Las elaboran en un horno fabricado de piedra caliza y barro con masa de maíz, leche agria, sal, bicarbonato; y dependiendo del tipo de gordita los demás ingredientes, la de dulce por ejemplo se le agrega canela, piloncillo y a veces uva pasa. Hay de queso con chile, las de sal, conocidas como “sordas”. Cada familia tiene su toque especial y es un verdadero placer probar las distintas variedades, es costumbre como en casi todo, intercambiar ejemplares, de hecho es más que nada para ver si la vecina descubrió tu receta secreta, las señoras son bastante recelosas en ese sentido, no te dan la receta así seas su hija.
Una vez elaborada la mezcla, se toma una lámina untada con cebo o manteca y se colocan las gorditas en hileras sobre ella, para este punto el horno debió ser calentado con leña toda la mañana y estar limpio para recibir la masa fresca, se introducen las hojas clasificadas por el sabor, ya que cada ingrediente lleva distinto tiempo, las de chile primero, luego las de dulce y por último las de harina de trigo. Se sella la puerta del horno con barro, el hornero debe saber la calidad del horno y el tiempo exacto que lleva cada tanda, aunque solo para asegurarse retira de vez en cuando el sello y con la ayuda de un espejo orienta la luz del sol hacia el interior para ver el estado de la masa. Una vez que se ven al punto se retira el sello y se saca la primera hoja con el platillo y se prueba si aún le falta se vuelve a introducir. Una vez que está lista la primera tanda se da la prueba y el visto bueno, es ahora cuando se decide si se modifica un ingrediente o el proceso de horneado.
Es una tradición que aunque poco a poco se va perdiendo, no desaparecerá mientras se tenga la satisfacción y el orgullo de ser parte de una comunidad que siente y vive sus tradiciones.
Por los que ya no están con nosotros, por nuestros difuntitos.
Buen provecho.